Descubre el método japonés para encontrar tu verdadero propósito en la vida
El ser humano se ha cuestionado la razón de su existencia desde el principio de los tiempos. En la cultura japonesa hay un concepto para definir ese propósito de vida que todos buscamos, se trata del ikigai, la razón por la que nos levantamos por las mañanas. Pero ¿sabías que existe un método para encontrar nuestra razón de ser? Coge lápiz y papel y sigue las pautas que te ofrecemos para orientarte hacia tu ikigai.
Empecemos definiendo qué es el ikigai. Ikigai es un término japonés que tiene su origen en el período Heian, el último de la época clásica de Japón (794-1185). Etimológicamente se divide en “iki” que significa “vida” y “gai” que viene de “kai”, y que significa “conchas”. Las conchas tienen mucho valor para los japoneses, así que “gai” adquiere en la sociedad nipona el significado de “algo muy valioso”. Ikigai se interpreta como “el valor de la vida”.
PERO ¿POR QUÉ QUEREMOS BUSCARLE EL SENTIDO A LO QUE HACEMOS?
Si tenemos claro nuestro propósito en la vida estaremos más motivados, viviremos con más entusiasmo y nos sentiremos más realizados o realizadas. En definitiva, encontrando nuestro ikigai estaremos encontrando el camino hacia la felicidad.
Cada persona tiene un propósito distinto dependiendo de su pasión, su vocación, sus valores o lo que le genera satisfacción, por eso hay que hacer un tránsito para pensar, meditar y descubrir cuál es tu ikigai.
LA GUÍA HACIA TU VERDADERA RAZÓN DE SER
Veamos ahora cómo podemos encontrar nuestro ikigai:
En el ikigai hay cuatro aspectos que debemos tener en cuenta:
- Las cosas que nos gusta hacer.
- Nuestras habilidades.
- Las cosas por las que nos pueden pagar.
- Lo que necesita la sociedad o el mundo.
Coge un folio en blanco y dibuja cuatro círculos concéntricos:
- En el primer círculo escribe lo que te gusta hacer, las actividades que te hacen feliz, como, por ejemplo: leer, cantar, hacer deporte.
- En el segundo círculo escribe tus virtudes y lo que se te da bien hacer… Por ejemplo: organizar eventos, dibujar, cocinar.
- En el tercer círculo, plasma las cosas por las que pueden contratarte, tus conocimientos, tu experiencia, en definitiva, por lo que te pueden pagar las empresas.
- En el cuarto círculo, escribe todo lo que puedes aportar al mundo, aunque sea de forma voluntaria, como ayudar a los demás, acompañar a personas mayores, reciclar…
Para hacer este ejercicio puedes preguntar a las personas que te conocen mejor también qué es lo que ellos creen que se te da bien.

Observa los círculos y sus textos y reflexiona acerca de ello.
Ahora vamos a construir la segunda parte del esquema. Vamos a centrarnos en las intersecciones que quedan entre los círculos. En ellas escribirás lo que consideres tu pasión, tu misión, tu vocación y tu profesión.
- Tu pasión: Está entre lo que amas y para lo que vales.
- Tu misión: está en el equilibrio entre lo que amas hacer y lo que necesita el mundo de ti.
- Tu vocación: se encuentra cuando lo que necesita el mundo de ti se intercala con lo que sabes hacer y por lo que te pueden pagar las empresas.
- Tu profesión: cuando te pagan por aquello en lo que eres bueno.
Una vez que hayas completado estas cuatro áreas de tu vida, llega el momento de reflexionar acerca de si tus aspiraciones y tus acciones están alineadas. Si lo que te gusta no coincide para nada con lo que haces o con lo que quiere el mundo, deberías plantearte algunos cambios.
El gráfico que has construido te va a devolver muchas respuestas. En él todas las áreas deberían estar equilibradas. Seguramente este método te haga meditar acerca de si tu profesión te hace sentir en plenitud. El ikigai te servirá de guía para saber si estás orientado hacia la autorrealización.

Conociendo tu ikigai estarás más centrado y orientado, pero ten en cuenta que el ikigai va fluyendo y puede variar a lo largo de la vida. Incluso analizando el cuadro puedes encontrar más de un propósito vital.
Además, el ikigai es bueno para tu salud. Varios estudios japoneses como el “Sense of Life Worth Living (Ikigai) and Mortality in Japan: Ohsaki Study” confirmó que las personas que tienen claro su ikigai son más longevas y felices y tienen menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
