Tan diminuta y tan importante para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, la microbiota, antiguamente llamada flora intestinal, es una parte de nuestro cuerpo que también tenemos que cuidar y muchas veces no sabemos cómo. Te contamos qué es, para qué sirve y qué podemos hacer para mantenerla estable y para que nos ayude a reducir la ansiedad y a acabar con problemas gástricos. La microbiota está adquiriendo tanta importancia, que se ya se considera un órgano más del cuerpo.
En principio parece difícil establecer una relación entre las bacterias del intestino y el cerebro, pero sin embargo las últimas investigaciones en neurogastroenterología han demostrado que la microbiota puede transformar la química cerebral. Un estudio del University College Cork (en Irlanda) concluyó que la depresión o la ansiedad pueden estar relacionadas con un cambio en la microbiota intestinal.
Psiquiatras y médicos especialistas en el sistema digestivo están investigando de la mano para ver cómo se comunica el cerebro con el intestino y poder resolver trastornos tanto de salud física como de salud mental. Y es que cuando no hay suficientes bacterias intestinales, el cerebro no segrega un nivel necesario de serotonina, la que conocemos como hormona de la felicidad.
Estudios en ratones pasivos han demostrado que al cambiar la microbiota se volvían más activos. Lo que aumentaba era la expresión del factor neutrófico (BDNF), que protege a las neuronas adultas y que les falta a las personas depresivas.
Por ello el consumo diario de probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) podría mejorar el estado de ánimo y disminuir el nivel de estrés y ansiedad de las personas.
¿Qué es la microbiota?
La microbiota, microflora o flora humana, es el conjunto de microorganismos vivos (bacterias, arqueas, eucariotas y virus) que se encuentran en nuestro organismo.
La microbiota puede estar en varios lugares de nuestro cuerpo como en la piel, la boca, la nariz, el aparato digestivo, o los genitales.
Necesitamos a esas bacterias, protozoos, arqueas, hongos o virus para vivir. Y aunque al escuchar sus nombres nos parezcan un riesgo para nuestra salud, nada más lejos de la realidad. Conviven con nosotros en plena armonía, nos ayudan a acometer muchas funciones trascendentales y nuestro sistema inmune depende de ellas.
La microbiota intestinal se compone de unos 10 billones de bacterias. Cada uno de nosotros acogemos unas 1.000 especies de bacterias. Solo la microbiota intestinal puede pesar hasta 2 kilos.
La microbiota que tenga cada individuo depende de el tipo de vida que lleve. Esto es algo que nos debe invitar a la reflexión. Depende de factores como una alimentación saludable, el estrés al que estemos sometidos o los medicamentos que tomemos.
¿Cuáles son las funciones de la microbiota?
Pero, ¿para qué nos sirven todas estas bacterias?
- Contribuye a hacer una correcta digestión de los alimentos.
- Previene infecciones y mantiene el sistema inmunitario produciendo defensas.
- Colabora en la producción de energía y en la síntesis de vitaminas.
- Regula el metabolismo.
- Ayuda a digerir alimentos.
- Fortalece el sistema inmune.
- Lucha contra agresiones de otros microorganismos.
- Recoge la energía de los alimentos.
- Refuerza la pared intestinal.
- Produce metabolitos importantes para la salud.
- Regula nuestros niveles de estrógenos, a través de la secreción intestinal de una enzima llamada β-glucuronidasa.
- La microbiota intestinal puede considerarse plenamente como un órgano endocrino
- La microbiota es un factor clave en el metabolismo de las hormonas, ya que las bacterias ayudan a su producción
¿Qué patologías están relacionadas con la microbiota?
- Enfermedades intestinales
- Estreñimiento
- Celiaquía
- Obesidad
- Enfermedades inflamatorias intestinales
- Enfermedad de Crohn
- Colitis ulcerosa
- Asma
- Enfermedades cardiovasculares.
¿Cómo puedo cuidar mi microbiota?
La respuesta es clara: tomando probióticos y prebióticos.
Pero, ¿qué son los probióticos?
Los probióticos son bacterias vivas que en dosis adecuadas son beneficiosas para la salud. No hace falta tener una patología para tomarlos.
Para que los identifiques los probióticos están presentes en yogures, quesos o en el kéfir.
Los prebióticos, están en algunos alimentos como la cebolla, los plátanos, las manzanas, los puerros, alcachofas, los frutos secos y las legumbres.
Otros hábitos que te ayudarán a cuidar la microbiota
Rutinas a la hora de comer: es mejor comer en horarios fijos, masticar bien los alimentos y cenar al menos tres horas antes de irse a la cama.
Beber al menos 1,5 litros de agua al día y evitar las bebidas con gas y el alcohol.
Hacer deporte diariamente.
¡No te olvides de la microbiota incluyendo probióticos en tu alimentación! Estas bacterias vivas invisibles estarán aportando mucho bien a tu organismo ¡más del que puedas imaginar!